Hoy os traigo una receta que tenía en mi cuaderno de pendientes durante mil años, y hace poco la publicó mi querida Gema (Wayaiulandia), y me picó la envidia y el gusanillo.
Se trata de una receta que es muy sencilla y que resulta muy rica, ella la hizo con files de pollo, pero yo he cogido directamente la pechuga, jajajaja, caballo grande ande o no ande.
En casa gustó muchísimo, como veis nosotros lo acompañamos de una buena ensalada, y aunque en el plato hay dos pechugas yo sólo me comí una y la otra la guardé para otro día, porque sí que es cierto que a pesar de ser un plato bastante ligero, llena bastante, y es totalmente recomendable.
Os dejo con él.
Ingredientes
– 4 pechugas de pollo.
– 1 tomate grande.
– Queso mozarella.
– Albahaca.
– Sal.
– Pimienta.
– Aceite de oliva virgen extra.
Precalentar el horno a 180º.
Abrir las pechugas de pollo sin llegar a cortarlas del todo y colocar la albahaca o el pesto. Yo como veis en la foto utilizo mucho ese tarro de albahaca que ya viene picada. Cerrar las pechugas y colocarlas en una fuente apta para horno.
Echar aceite de oliva y salpimentar las pechugas. Colocar el tomate en rodajas sobre las pechugas, y encima del tomate colocar el queso mozzarella también en rodajas.
Llevar al horno y hornear a 180º durante 35 minutos (ya sabéis que esto depende mucho del horno).
Espero que os haya gustado.
Tiene muy buena pinta y es de los platos que a mí me encantan!
Besos